Las dos caras de los hongos
Uno de los hongos más abundantes durante la primavera de este 2015, en el Jardín Botánico de Gijón es una Xylaria que se reproduce asexualmente en la zona de la aliseda pantanosa, en la que multitud de restos leñosos que descansan en el suelo, están colonizados por este hongo, que se multiplica asexualmente, gracias a la producción de conidios que recubren sus estromas de un polvillo blanco muy característico.
La reproducción asexual, también llamada reproducción anamórfica, conidial o imperfecta, es un método reproductivo rápido y eficaz utilizado por los ascomicetes y al menos también por algunos basidiomicetes, que se basa en la formación de conidios o esporas asexuales. Algunos autores defienden la creencia de que los conidios soportan mejor la sequía y otras condiciones ambientales desfavorables, que pueden germinar incluso sin nutrientes y que no necesitan un largo periodo de latencia para poder germinar. Por el contrario, la reproducción sexual, teleomórfica, ascógena o perfecta se basa en la producción de esporas sexuales a partir de unas células especializadas llamadas ascos, en los ascomicetes, o basidios en los basidiomicetes. Sin embargo aún desconocemos en la actualidad por qué un hongo escoge en un momento dado una u otra forma de reproducción.
Para la formación de conidios los hongos pueden adoptar morfologías muy variadas o incluso extremadamente diferentes de la que tendrían para formar esporas de tipo sexual, aunque en el caso de las Xylaria para que éstas se reproduzcan asexualmente simplemente conservan la morfología de sus estromas produciendo desde sus paredes el polvillo blanco que contiene los conidios. Sin embargo para hacerlo sexualmente deben formar en el interior de los estromas unas cavidades más o menos redondeadas llamadas peritecios, en cuyo interior se formaran los ascos que a su vez formarán las esporas sexuales en las que sí ha ocurrido previamente la recombinación de los genes de los progenitores asegurando de esta manera la variabilidad de las especies.
Estas son, pues, las dos caras que podemos llegar a ver en un mismo hongo según la táctica reproductiva que haya adoptado en un momento dado de su vida.

En la foto 1 se observan los estromas de una Xylaria en fase asexual o conidial recubiertos del polvillo blanco formado por los conidios o unidades reproductivas. Foto: Marta González y Enrique Rubio.

En la foto 4 podemos ver coexistiendo en el mismo lugar las dos fases, sexual y asexual, de un mismo hongo: Claussenomyces atrovirens, que así se llama su fase ascogena o sexual, es un hongo relativamente común en la madera de haya en la que forma discos de color verdoso, mientras que su fase conidial o asexual forma pequeños conidióforos blancos con forma de cerilla. Esta última fase incluso tenía un nombre diferente: Dendrostilbella prasinula, cuando aún se pensaba que eran hongos diferentes y no diferentes formas de uno mismo. Foto: Enrique Rubio.
Glosario:
Estroma: trama o armazón de un tejido que sirve para sostener entre sus mallas los elementos celulares.
Peritecio: superficie más o menos cerrada, con forma esférica o de botella, productora de ascos y esporas y provista de un ostiolo u orificio por donde son expulsados al exterior una vez maduros.
Bibliografía:
http://www.asturnatura.com/articulos/hongos/deuteromycetes.php consultado el 15 de mayo del 2015
http://www.ual.es/GruposInv/myco-ual/asexual.htm consultado el 15 de mayo del 2015
http://es.slideshare.net/ghelsin/morfologia-y-reproduccion-de-hongos consultado el 22 de Mayo